Excelente partido de Martinuccio

Si Florentino Pérez estaba mirando el partido, ya firmó el cheque. Lo de Alejandro Martinuccio fue brutalmente histórico. Pesadilla de todo Inter, fusionó talento con inteligencia y preponderancia física, porque a su velocidad le agregó potencia para cuerpear (y ganar) en el uno contra uno. Eligió ser agresivo, vertical, en lugar de banalizar horizontalmente. Descarriló la serie con un gol pletórico, casi supersónico.

El segundo tiempo acababa de empezar y en la tribuna los demorados de siempre se acomodaban con el churrasco en la mano. Martinuccio se soltó tormentoso por la izquierda, metió la diagonal entre infinitas casacas rojas y recibió el toque justo de Olivera. Luego la colgó del ángulo con derecha, para clasificar a Peñarol a cuartos.

Es que valió eso. Porque Inter, cuando creía que tenía la serie controlada, entendió que apenas quedaban 45 minutos y todo estaba como al principio. Entre la desconfianza, el estupor y la vacilación, entendió que todavía estaba obligado a sacar una diferencia.

Esa confusión fue letal. Quedó flotando en la cancha ante un rival agrandado, desbordado de energía, que puso otra marcha en el acelerador convencido que el inesperado 1-1 era el comienzo del fin. Tenía razón. Entonces llegó Olivera, posiblemente el delantero aéreo más peligroso que tiene esta Copa Libertadores.

Mareado, el campeón quedó contra las cuerdas. Debió salir a buscar la heroica, pero ya era demasiado tarde. Peñarol esperaba con una doble línea de cuatro dispuesta a pelearse hasta con los hoy afamados Navy Seals: sacaron todo lo que pasó cerca del área y cuando fallaron tuvieron a Sosa y a la preciosa fortuna como último estandarte.

Fuente: http://www.quenonino.com.uy

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