De todas maneras y a pesar de una mayor y más fluida tenencia de pelota, los carboneros plantearon un buen partido, parándose bien atrás e intentando buscar los desbordes de un imparable Martinuccio.
En el comienzo del complemento, Peñarol sorprendió al continente y dio vuelta el partido con dos golazos del “Porteño” y Juan Manuel Olivera. Lógicamente, el local se fue arriba en busca del empate.
Ahí, los jugadores de Peñarol que habían jugado bien, mal o regular “se pusieron el overol” y trabajaron a destajo para llevarse la clasificación. Con un Sebastián Sosa espectacular y atento, con un Guillermo Rodríguez que se convirtió en muralla, con un Nicolás Freitas que raspó, corrió y metió hasta no dar más, con un Martinuccio que fue una pesadilla para los defensores brasileños.
Todas esas fueron individualidades que rayaron a gran nivel, y que fueron acompañados por el resto de los integrantes del equipo que no dieron ni una pelota por perdida, y que fueron fundamentales para que Peñarol derrotara como visitante a un gran equipo, como demostró ser Internacional.
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